Estuvimos en la Gala de los Premios Réplica 2009
Llegamos temprano para recoger las acreditaciones de prensa y tomarnos un café en la terraza que se abre como un balcón al horizonte del nordeste. Poco tiempo después comienzan a llegar invitados.
Entramos imaginando encontrarnos la típica y, a estas alturas, manida alfombra roja, de hecho, nos reíamos imaginando encontrarla cuando dejamos el coche en los aparcamientos habilitados para la ocasión. Pero casi nos decepcionó no encontrarla al llegar. Y para sorpresa nuestra, apareció ante nuestros ojos al doblar la esquina que lleva a la entrada del auditorio. Volvimos a reír. Ahí está, dijimos, y acto seguido nos tragamos lo dicho, porque lo que vimos fue a una actriz, convenientemente iluminada y armada de agujas, tejiendo la alfombra sobre la que pisábamos, nos miró con un claro gesto que venía a decir algo así como: Estamos en ello, y saliendo de la alfombra nos quedamos observando cómo seguía impasible con su acción.
A las ocho y media en punto se abrieron las puertas para que toda la gente que esperaba entrar se fuera acomodando. Entre tantas caras conocidas, echamos de menos muchos rostros de gente de la profesión, y aunque es cierto que en una sala de trescientas localidades no cabrían todos los que se dedican a las artes escénicas, esperábamos ver a los habituales de los saraos escénicos.
Con la acreditación de prensa colgada al cuello, nos fuimos a la sala de medios, le dimos un repaso a los canapés y decidimos ver la gala en directo, y no a través de los monitores. Nos sentamos en la parte más alta del auditorio y nos dedicamos a observar el escenario, sobrio y elegante, con una gran e color naranja al lado de un uno aún mayor. No fue difícil entender la simbología del asunto.
Entran las autoridades y reconocemos a los máximos responsables de las áreas de cultura de los cabildos insulares más importantes, al alcalde de Tacoronte, municipio que acoge el evento, y al Viceconsejero de Cultura del Gobierno canario. Nos llevamos un pequeño chasco, porque esperábamos ver aparecer a la plana mayor: presidentes y consejeros, apoyando un acto de esta embergadura.
Ocho minutos antes de las nueve de la noche, irrumpe en el escenario el grupo Maracatú, con una sonora batucada que hizo las veces de timbre de aviso, sólo que uno y contínuo. Y a las nueve en punto comienza la gala, tal y como nos habían anunciado. Agradecemos la puntualidad y nos disponemos a no perder detalle, para tener qué criticar luego.
Comenzamos viendo una divertida animación en la que un simbólico ser humano sube una escalera, no sabemos si con la intención de recoger uno de los galardones, y acaba perdiendo la cabeza, en forma de e con tilde, que va a parar al logo de Réplica.
Poco después aparece la presentadora, la televisiva Yaneli Hernández, y cuando quisimos darnos cuenta ya había acabado la gala. En un suspiro se nos pasó.
La presentadora estuvo ágil y resolutiva, e hizo gala del humor al que nos tiene acostumbrados en el conocido programa de televisión en el que trabaja. Parecía representar el papel de presentadora que quiere acabar prontito para poder irse a cenar. De hecho, suponemos que estaba preparado, despidió la gala a los quince minutos de haber comenzado, para, cambiando de tarjeta, pedir perdón a la audiencia.
La conocida voz del actor Juancho Aguiar, leyó un manifiesto en el que la Asociación de Empresarios que promueve los Réplica, y que lleva el mismo nombre, agradecía, conciliaba, invitaba al diálogo y a la participación entre los motores de la cultura para dar al sector lo que busca y necesita: estabilidad.
Los espectáculos, breves, o al menos lo parecieron. Algunos de ellos, como parte de la alegoría de la gala, entregaron las estatuillas de algunas categorías. Fue el caso del circo: un espectáculo de telas delicioso, de manos de Circodedos; la danza, una versión de la muerte del cisne puesta en escena por Ballets de Tenerife, y su bailarín estrella Sergio Pérez; el teatro, a cargo de Troysteatro, que puso en escena el momento del secuestro de Don Luis Mejía, ordenado por Don Juan Tenorio; y los títeres, sin duda alguna lo mejor de la velada. Ignoramos de quién sería obra el guión, pero los diálogos entre el argentino convencido de ser un ente autónomo y la serenidad del castellano consciente de ser un títere, fueron brillantes.
Los técnicos también tuvieron su momento en la gala, cuando uno de los regidores sale a la platea para elegir a dos personas del público para que éstos entregasen las estatuillas a los mejores intérpretes, tanto masculino como femenino.
El resto de actuaciones corrieron a cargo de I+D Danza, brillante y temperamental y de Teatrofia, que logró que la audiencia riera a carcajadas tras el Premio de Honor.
Genial y divertidísimo el papel que jugó la azafata que entregaba los sobres y los premios. Al final preguntamos por ella. Es actriz. Judith Arvelo, se llama.
Comedida, y justificada, la participación de los políticos en el acto. Lo decimos porque suele ser habitual que en actos como este, sean legión los políticos que suben al escenario. A lo largo de la gala de Premios Réplica 2009 subieron tres: Luz Caballero, Consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, que entregó el premio a la Mejor Coreografía, galardón apadrinado por esta institución; Cristóbal de la Rosa, Coodinador General de Cultura del Cabildo de Tenerife, entidad que entrega el premio a la Mejor Autoría Teatral; y Alberto Delgado, Viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, que entregó el premio al Mejor Espectáculo.
En cuanto al premio de Honor que concede la Asociación de Empresas organizadora de los Réplica, fue entregado por su vicepresidente, José Pedro Hernández.
Nos pusimos a contar y nos pareció que faltaban cosas: más categorías, separar los espectáculos infantiles de los adultos, no meter en el mismo saco la danza y el teatro... pero una vez releído el manifiesto que aparece en el catálogo de la gala, casi entendimos el porqué del asunto.
Todo acabó como acaban estas cosas: música potente y mucho confeti, para que tenga más trabajo el o la encargada de limpiar al día siguiente.
Lo peor, en nuestra opinión, el vacío que pretende hacerse a un acto arriesgado y de gran valor para la profesión y que se lee entre líneas vista la ausencia de algunos. Lo mejor, que por fin alguien ha tenido el valor y la capacidad organizativa para reconocer, por primera vez, en la historia de las artes escénicas canarias, el buen trabajo de las empresas del sector en el Archipiélago.
Enhorabuena al director, aunque francamente, la gala tal vez fuera lo de menos, lo de más, es que alguien sentara las bases como es debido.
Llegamos temprano para recoger las acreditaciones de prensa y tomarnos un café en la terraza que se abre como un balcón al horizonte del nordeste. Poco tiempo después comienzan a llegar invitados.
Entramos imaginando encontrarnos la típica y, a estas alturas, manida alfombra roja, de hecho, nos reíamos imaginando encontrarla cuando dejamos el coche en los aparcamientos habilitados para la ocasión. Pero casi nos decepcionó no encontrarla al llegar. Y para sorpresa nuestra, apareció ante nuestros ojos al doblar la esquina que lleva a la entrada del auditorio. Volvimos a reír. Ahí está, dijimos, y acto seguido nos tragamos lo dicho, porque lo que vimos fue a una actriz, convenientemente iluminada y armada de agujas, tejiendo la alfombra sobre la que pisábamos, nos miró con un claro gesto que venía a decir algo así como: Estamos en ello, y saliendo de la alfombra nos quedamos observando cómo seguía impasible con su acción.
A las ocho y media en punto se abrieron las puertas para que toda la gente que esperaba entrar se fuera acomodando. Entre tantas caras conocidas, echamos de menos muchos rostros de gente de la profesión, y aunque es cierto que en una sala de trescientas localidades no cabrían todos los que se dedican a las artes escénicas, esperábamos ver a los habituales de los saraos escénicos.
Con la acreditación de prensa colgada al cuello, nos fuimos a la sala de medios, le dimos un repaso a los canapés y decidimos ver la gala en directo, y no a través de los monitores. Nos sentamos en la parte más alta del auditorio y nos dedicamos a observar el escenario, sobrio y elegante, con una gran e color naranja al lado de un uno aún mayor. No fue difícil entender la simbología del asunto.
Entran las autoridades y reconocemos a los máximos responsables de las áreas de cultura de los cabildos insulares más importantes, al alcalde de Tacoronte, municipio que acoge el evento, y al Viceconsejero de Cultura del Gobierno canario. Nos llevamos un pequeño chasco, porque esperábamos ver aparecer a la plana mayor: presidentes y consejeros, apoyando un acto de esta embergadura.
Ocho minutos antes de las nueve de la noche, irrumpe en el escenario el grupo Maracatú, con una sonora batucada que hizo las veces de timbre de aviso, sólo que uno y contínuo. Y a las nueve en punto comienza la gala, tal y como nos habían anunciado. Agradecemos la puntualidad y nos disponemos a no perder detalle, para tener qué criticar luego.
Comenzamos viendo una divertida animación en la que un simbólico ser humano sube una escalera, no sabemos si con la intención de recoger uno de los galardones, y acaba perdiendo la cabeza, en forma de e con tilde, que va a parar al logo de Réplica.
Poco después aparece la presentadora, la televisiva Yaneli Hernández, y cuando quisimos darnos cuenta ya había acabado la gala. En un suspiro se nos pasó.
La presentadora estuvo ágil y resolutiva, e hizo gala del humor al que nos tiene acostumbrados en el conocido programa de televisión en el que trabaja. Parecía representar el papel de presentadora que quiere acabar prontito para poder irse a cenar. De hecho, suponemos que estaba preparado, despidió la gala a los quince minutos de haber comenzado, para, cambiando de tarjeta, pedir perdón a la audiencia.
La conocida voz del actor Juancho Aguiar, leyó un manifiesto en el que la Asociación de Empresarios que promueve los Réplica, y que lleva el mismo nombre, agradecía, conciliaba, invitaba al diálogo y a la participación entre los motores de la cultura para dar al sector lo que busca y necesita: estabilidad.
Los espectáculos, breves, o al menos lo parecieron. Algunos de ellos, como parte de la alegoría de la gala, entregaron las estatuillas de algunas categorías. Fue el caso del circo: un espectáculo de telas delicioso, de manos de Circodedos; la danza, una versión de la muerte del cisne puesta en escena por Ballets de Tenerife, y su bailarín estrella Sergio Pérez; el teatro, a cargo de Troysteatro, que puso en escena el momento del secuestro de Don Luis Mejía, ordenado por Don Juan Tenorio; y los títeres, sin duda alguna lo mejor de la velada. Ignoramos de quién sería obra el guión, pero los diálogos entre el argentino convencido de ser un ente autónomo y la serenidad del castellano consciente de ser un títere, fueron brillantes.
Los técnicos también tuvieron su momento en la gala, cuando uno de los regidores sale a la platea para elegir a dos personas del público para que éstos entregasen las estatuillas a los mejores intérpretes, tanto masculino como femenino.
El resto de actuaciones corrieron a cargo de I+D Danza, brillante y temperamental y de Teatrofia, que logró que la audiencia riera a carcajadas tras el Premio de Honor.
Genial y divertidísimo el papel que jugó la azafata que entregaba los sobres y los premios. Al final preguntamos por ella. Es actriz. Judith Arvelo, se llama.
Comedida, y justificada, la participación de los políticos en el acto. Lo decimos porque suele ser habitual que en actos como este, sean legión los políticos que suben al escenario. A lo largo de la gala de Premios Réplica 2009 subieron tres: Luz Caballero, Consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, que entregó el premio a la Mejor Coreografía, galardón apadrinado por esta institución; Cristóbal de la Rosa, Coodinador General de Cultura del Cabildo de Tenerife, entidad que entrega el premio a la Mejor Autoría Teatral; y Alberto Delgado, Viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, que entregó el premio al Mejor Espectáculo.
En cuanto al premio de Honor que concede la Asociación de Empresas organizadora de los Réplica, fue entregado por su vicepresidente, José Pedro Hernández.
Nos pusimos a contar y nos pareció que faltaban cosas: más categorías, separar los espectáculos infantiles de los adultos, no meter en el mismo saco la danza y el teatro... pero una vez releído el manifiesto que aparece en el catálogo de la gala, casi entendimos el porqué del asunto.
Todo acabó como acaban estas cosas: música potente y mucho confeti, para que tenga más trabajo el o la encargada de limpiar al día siguiente.
Lo peor, en nuestra opinión, el vacío que pretende hacerse a un acto arriesgado y de gran valor para la profesión y que se lee entre líneas vista la ausencia de algunos. Lo mejor, que por fin alguien ha tenido el valor y la capacidad organizativa para reconocer, por primera vez, en la historia de las artes escénicas canarias, el buen trabajo de las empresas del sector en el Archipiélago.
Enhorabuena al director, aunque francamente, la gala tal vez fuera lo de menos, lo de más, es que alguien sentara las bases como es debido.
y muy bien por las y los maravillosos azafatos que recibieron a los invitados de la gala
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