Un congreso soñado
Juan Antonio Hormigón
Desde que la Asociación de Directores de Escena de España (ADE) inició la andadura de sus congresos, verbalizamos el deseo de celebrarlo en Canarias. Puede que entonces fuera quimera, pero después otras causas hicieron fracasar varios intentos de que aquel sueño se convirtiera en realidad. No obstante, la convicción unida a la tenacidad suele conseguir que las dificultades se allanen y los caminos se desbrocen. Así ha sido.
Gracias al apoyo decidido de la Consejería de Cultura del Cabildo Insular de Gran Canaria y a la cooperación generosa de la Universidad de Las Palmas, estamos aquí dispuestos a llevar a cabo nuestro XV Congreso. Igualmente hemos contado en esta aventura con la encomiable contribución de AISGE (Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión) en lo referente a nuestros desplazamientos, así como al apoyo genérico que el INAEM del Ministerio de Cultura presta a nuestras actividades. Tampoco debemos de olvidar aportaciones puntuales como la del Ayuntamiento de Teror.
Celebramos este Congreso en un clima de cierta desazón provocada por la crisis económica que nos asola como si de una peste medieval se tratara. La desencadenaron los depredadores que invocaban el mercado como panacea, quienes exigieron su desregulación para actuar sin coto en aras de sus beneficios individuales, declarar sus guerras y manipular las mentes en su provecho, pero somos los ciudadanos quienes la sufrimos. La cultura va a sufrir merma en sus ya escasos recursos en los diferentes escalones de la administración, también en aspectos de su difusión. Quienes entre nosotros pensaban que podían vivir recluidos tan sólo en sus intereses, quizá comprendan ahora que es necesario un convencimiento y una acción conjunta.
Nuestro XV Congreso abordará cuestiones relativas a esta situación, y a sus consecuencias. Queremos igualmente hacer balance de lo que ha producido este periodo de enseñanza reglada de la dirección de escena, cuáles han sido sus logros y los peligros que la acechan. Con deseo de proposición, hablaremos de las vías para el desarrollo de teatros públicos en toda España, no sólo por lo que representan como fuente de trabajo para los directores de escena sino por lo que suponen para la construcción de un teatro para los ciudadanos.
Es mi mayor deseo que este encuentro nos sirva una vez más para generar nuestra unión profesional y cívica. Que los debates sean provechosos y salgamos de aquí con argumentos y certidumbres que den sentido a nuestro trabajo. Que se acreciente el sentido profesional por el que tanto combatimos. Y que, en fin, el trabajo no evite tampoco las expresiones placenteras.
Feliz Congreso a todos.
Juan Antonio Hormigón
Desde que la Asociación de Directores de Escena de España (ADE) inició la andadura de sus congresos, verbalizamos el deseo de celebrarlo en Canarias. Puede que entonces fuera quimera, pero después otras causas hicieron fracasar varios intentos de que aquel sueño se convirtiera en realidad. No obstante, la convicción unida a la tenacidad suele conseguir que las dificultades se allanen y los caminos se desbrocen. Así ha sido.
Gracias al apoyo decidido de la Consejería de Cultura del Cabildo Insular de Gran Canaria y a la cooperación generosa de la Universidad de Las Palmas, estamos aquí dispuestos a llevar a cabo nuestro XV Congreso. Igualmente hemos contado en esta aventura con la encomiable contribución de AISGE (Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión) en lo referente a nuestros desplazamientos, así como al apoyo genérico que el INAEM del Ministerio de Cultura presta a nuestras actividades. Tampoco debemos de olvidar aportaciones puntuales como la del Ayuntamiento de Teror.
Celebramos este Congreso en un clima de cierta desazón provocada por la crisis económica que nos asola como si de una peste medieval se tratara. La desencadenaron los depredadores que invocaban el mercado como panacea, quienes exigieron su desregulación para actuar sin coto en aras de sus beneficios individuales, declarar sus guerras y manipular las mentes en su provecho, pero somos los ciudadanos quienes la sufrimos. La cultura va a sufrir merma en sus ya escasos recursos en los diferentes escalones de la administración, también en aspectos de su difusión. Quienes entre nosotros pensaban que podían vivir recluidos tan sólo en sus intereses, quizá comprendan ahora que es necesario un convencimiento y una acción conjunta.
Nuestro XV Congreso abordará cuestiones relativas a esta situación, y a sus consecuencias. Queremos igualmente hacer balance de lo que ha producido este periodo de enseñanza reglada de la dirección de escena, cuáles han sido sus logros y los peligros que la acechan. Con deseo de proposición, hablaremos de las vías para el desarrollo de teatros públicos en toda España, no sólo por lo que representan como fuente de trabajo para los directores de escena sino por lo que suponen para la construcción de un teatro para los ciudadanos.
Es mi mayor deseo que este encuentro nos sirva una vez más para generar nuestra unión profesional y cívica. Que los debates sean provechosos y salgamos de aquí con argumentos y certidumbres que den sentido a nuestro trabajo. Que se acreciente el sentido profesional por el que tanto combatimos. Y que, en fin, el trabajo no evite tampoco las expresiones placenteras.
Feliz Congreso a todos.
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