viernes, 26 de junio de 2009

ENTREVISTA a: Daniel Martínez, Presidente de Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza, FAETEDA.

ENTREVISTA a: Daniel Martínez, Presidente de Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza, FAETEDA.

Nos vemos en el edifico que su empresa tiene en Barcelona, un hormiguero de gente atareada y un continuo entrar y salir de camiones con toldos negros. Le disparamos un buen montón de fotos, pero no hay manera de que salga desfavorecido. Nos entrega el cien por cien del tiempo que nos dedica, una buena forma de demostrar que si se está, debe estarse.
¿Están todos o falta aún quien se asocie en esta profesión?
FAETEDA es una Federación de asociaciones de ámbito comunitario. Actualmente la forman 17 asociaciones que representan a empresas y compañías de 15 comunidades autónomas. Sólo falta representación de Navarra, La Rioja, Ceuta y Melilla, que no cuentan con la necesaria asociación profesional.

¿Qué beneficios tiene asociarse?
Como toda asociación profesional, la Federación tiene como fundamento la defensa de los intereses generales de sus socios. Dada la estructura políticoadministrativa del Estado (autonomías), la Federación tiene efectos prácticos desde dos planos diferentes:
a) Horizontal, de relación y trasvase de información entre las diferentes asociaciones, provocando una ósmosis necesaria entre los profesionales de las distintas comunidades, que, de otra forma, quedarían constreñidas al estricto ámbito de su territorio cuando la aspiración de todos es extender su actividad a todo el Estado.
b) Vertical, acopiando, debatiendo y consensuando todos aquellos asuntos que, resultando comunes y de alcance general, permiten y necesitan una interlocución única ante las instancias de rango estatal, tanto administrativas (Gobierno del Estado), como profesionales (Asociaciones de los demás agentes de la actividad escénica).
En los dos planos se han producido efectos beneficiosos, tanto en la solución de problemas (seguridad social, normativas laborales, subvenciones, riesgos laborales…), como en aumento de la visibilidad del sector (Mercartes, Escenium, relaciones internacionales…); siendo hoy, la Federación, una pieza fundamental de la estructuración del sector, imprescindible como interlocutor en el desarrollo de la actividad escénica y aglutinante de la fuerza de empresas y compañías de un sector que es vital para la creación y la cultura y de importancia creciente desde la óptica económica.

¿Es un buen momento para crear una empresa de Teatro o Danza o mejor dejarlo para otra ocasión?
La actual crisis económica que hasta el momento no ha repercutido seriamente en la demanda directa de los espectadores, está afectando gravemente a los presupuestos públicos dedicados a la programación de los teatros municipales, base fundamental de la sostenibilidad económica del sector. Es constatable que se está reduciendo la capacidad de contratación de espectáculos, a la vez que aumenta la morosidad pública, o lo que es lo mismo, se reduce el mercado y aumentan las dificultades financieras, de forma especialmente grave para medianas y pequeñas empresas y compañías. Obviamente no son las mejores condiciones para nuevas iniciativas, aunque la historia nos recuerda que las penurias no arredran a creadores y emprendedores.
En cambio, la situación descrita podría favorecer cambios estructurales positivos en el tejido y sistema teatral de nuestro país: el tejido empresarial de nuestro sector padece de una crisis endémica caracterizada por la atomización y el intrusismo, y la crisis general actual, que acentúa los problemas de viabilidad de tanta pequeña empresa, debiera hacernos afrontar la necesidad de una imprescindible concentración empresarial (Utes, fusiones, cooperativas, clusters...) que salvaguardando las diferentes iniciativas creativas, permitiera una optimización de recursos y la mayor viabilidad empresarial que produce el aumento del tamaño y la suma de capacidades. Así mismo, toda crisis obliga más que nunca a la Administración a velar por el mantenimiento y seguridad de empresas y puestos de trabajo, y permitir y destinar recursos a la actividad amateur en plano de competencia con la profesional erosiona gravemente ese principio. No es de recibo que, en algunas Comunidades, las compañías que cumplen con los requisitos legales de una actividad profesional y pagan los impuestos correspondientes deban defenderse de un intrusismo provocado por la propia Administración, que, en vez de promocionar la actividad amateur en un marco ad hoc y escrupulosamente diferenciado, utiliza la actividad aficionada como sucedáneo de la profesional.
En cuanto al sistema teatral, también creo que se podría aprovechar la coyuntura para plantear cambios conceptuales y prácticas; sin menoscabar la necesidad de una acción pública que corrija las derivas y errores del mercado, salvaguarde el patrimonio y promueva la excelencia artística, el desarrollo cuantitativo y cualitativo, necesario y deseable, del sector, deberá basarse en el crecimiento de la fuerza de la iniciativa privada, y para que eso sea posible la Administración (en todas sus modalidades pero especialmente la autonómica) debe asumir esa premisa y desplazar, en la medida necesaria, el eje sobre el que gravita su acción, actualmente excesivamente escorado hacia lo público. Analizar las posibilidades de las sinergias públicoprivadas, corregir el abismal desequilibrio de los recursos dedicados a una y otra iniciativa, considerar a las organizaciones empresariales interlocutor necesario de las políticas y planificaciones escénicas, serían cambios conceptuales acordes con la dinámica de los tiempos actuales.
En lo práctico, me referiré a la exhibición escénica que, en España, depende, en un 75%, de espacios de titularidad municipal y a las dificultades mencionadas de los presupuestos dedicados a programación. Opino que ni los agentes públicos ni los privados debemos ser conformistas ante una situación que aún puede agravarse el año próximo; por el contrario, deberíamos aprovechar la situación para desarrollar ideas y acuerdos que permitan la participación de la iniciativa privada en nuevas líneas de gestión y optimización de programaciones y espacios públicos que, a la vez que contrarresten un más que anunciado descenso de las programaciones escénicas, den pié a nuevos ámbitos de colaboración público-privada.

¿Cuáles son las principales demandas de las empresas de Artes Escénicas?
La principal es que la Administración debe considerar, de una vez por todas, que la actividad escénica no es sólo un pilar fundamental de la salud cultural del país, sino que es también una industria cultural de alto valor estratégico, con un enorme potencial de la iniciativa privada, grandes posibilidades de desarrollo y una creciente importancia económica, tanto por su valor añadido, como por la creación de puestos de trabajo y de industria auxiliar.
Es necesario que se atienda a las demandas del sector, tanto en su vertiente estructural, legislativa y fiscal (ni siquiera existen los epígrafes profesionales específicos de nuestra actividad en la legislación laboral), como en la asignación de recursos públicos, cuyo montante presupuestario ocupa el último lugar en la escala de las industrias culturales; cuando, por dar un ejemplo, nuestra actividad se dirige a más espectadores, proporciona mayor número de puestos de trabajo y tiene una mucho mayor distribución territorial que la industria cinematográfica, a la que se aportan ayudas públicas de un volumen insoñable para el sector de las artes escénicas.
En la actual coyuntura de crisis económica la Administración está volcando su acción e ingentes recursos económicos en atender la situación de empresas y sectores en crisis (en algunos casos protagonistas del desaguisado); pero esa política, no dudo que necesaria, no debería hacerle olvidar a aquellos sectores que, esforzándose en mantener su actividad, pueden potenciarse con muchísimo menor esfuerzo, como es el caso de las artes escénicas. Además del refrán del santo y su vestido, no se debería olvidar que el sector quinario, en el que la industria cultural es parte fundamental, es el sector que la Europa más desarrollada considera estratégicamente fundamental para el crecimiento social y económico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario