viernes, 26 de junio de 2009

ENTREVISTA a: Marcos Ottone, productor y director general de Yllana.

ENTREVISTA a: Marcos Ottone, productor y director general de Yllana.

Es conciso en las respuestas, salvo en las de aquellas preguntas en las que la pasión le puede. Como es el caso de la primera de esta entrevista. Nos da leña, y con razón, y nosotros la aguantamos estoicamente. También la Revista Anteojos les dio sin compasión en el número anterior y él (ellos) se comportó como un caballero.
Al final, si nadie lo remedia, acabaremos pidéndoles que nos organicen algún evento, o que nos escriban algún artículo de opinión sobre la gestión empresarial. O acabaremos comprándole algunos de los discos que atesora, y que pueden verse tras él.
Les pedimos humildemente perdón, y les damos las gracias por ser como son.

En esta misma revista se dijo que habían utilizado la gala de los Max en beneficio propio ¿Qué tiene que comentar al respecto?
En vuestra revista no se comentó que se utilizase la gala en beneficio propio, sino que los artistas que participaron en ella lo hacían exclusivamente porque Yllana se llevaba comisiones de ellos. Esto, aparte de ser una falacia, me parece una irresponsabilidad total por parte de la dirección de la revista, que manda a un redactor totalmente desinformado, con la intención de hacer un periodismo provocador. Cuando nos encargaron la dirección de la gala, dejamos claro desde el primer momento que la haríamos a nuestra manera y con la gente que nos gusta. De los artistas que participaron, salvo los de las Islas Canarias, son todos de nuestro entorno, gente que ha pasado por el Teatro Alfil, o gente que nos gusta lo que hacen. La única actuación vinculada a Yllana fue Pagagnini, que es una coproducción nuestra con Ara Malikian, y te puedo asegurar, que el limitado presupuesto fue para cubrir los salarios de músicos y técnicos. Y su presencia en la gala, como la del resto de artistas que pudimos seleccionar, obedecía exclusivamente al criterio artístico de Yllana, que era al final, quien iba a firmar la dirección de la gala. Y esa es nuestra realidad siempre en cada nueva producción que emprendemos. Ya sea propia o de encargo, como imaginamos que será la de cualquier grupo creativo: trabajar con quienes admiramos y creemos que tienen mucho que aportar, siempre por afinidad artística. Por eso nos parece bastante triste que tengamos que salir al paso de un artículo por el trabajo desinformado, y no sabemos si con mala fe, de un colaborador de vuestra revista más atento a la frase provocadora que a la información, con la premisa de que luce más una difamación que la verdad. Esencialmente porque se trata de un acto injusto, ajeno a la realidad y que debería servir de reflexión ante el todo vale.

¿Qué supone organizar un acto de esta envergadura?
Ya habíamos organizado con la Comunidad de Madrid actos parecidos, pero este, por el hecho de que estuviese involucrado todo el sector teatral nacional, lo ha hecho mucho más interesante y el proceso de creación y producción ha sido más largo.

¿Hay alguna anécdota, o curiosidad destacable, de la organización o de la gala?
Todas agradables. La verdad es que hemos trabajado muy a gusto con todas las partes implicadas: Pere Pyñol, Focus, SGAE y el Teatro Cuyás. Nos han dado todo tipo de facilidades y hemos hecho buenas migas.

Supongo que ya tienen sobrada experiencia en organizar eventos potentes gracias, sobre todo, al Festival de Humor de Madrid.
Como ya te he comentado hemos dirigido e incluso producido galas de similares características, pero con una repercusión mediática menor.

¿Cómo se toma en serio a un grupo de organizadores que se dedica al humor y a ver la vida desde un punto de vista irreverente?
Es que el humor es una cosa muy seria. Nuestro trabajo y nuestro compromiso es lo que se ve, y los resultados son los que cuentan.

Si tuvieran que dedicarse sólo a organizar, producir o actuar ¿Qué preferirían?
Desde hace muchísimos años abarcamos todas estas facetas y todas nos gustan.
¿Por qué?
En Yllana tenemos una visión muy amplia del mundo del espectáculo y nos gusta hacer de todo. Para crecer como empresa debemos tocar todos los palos. Aunque en nuestros comienzos empezamos sólo como compañía teatral, poco a poco hemos ido produciendo espectáculos con otros actores y compañías, gestionar un teatro, distribuir espectáculos, producir festivales, dirigir a otras compañías, dirigir y producir eventos para empresas e instituciones públicas, etc.

¿Qué proyectos están por llegar?
Estamos trabajando en una sitcom para una cadena de televisión, la dirección de un espectáculo llamado Glorious, de Nearco Producciones que se estrena en octubre y preparando un nuevo espectáculo, Sensorama, que se estrenará en marzo 2010.

¿Espectáculo nuevo con la que está cayendo? ¿Es simple masoquismo o es que a ustedes no se les han caído contratos?
Bueno, el nuevo espectáculo es una coproducción con Bul Bul, un personaje que maneja con increíble habilidad la percusión electrónica y tradicional. Y que giró con The Ministry of Sound, los Petersellers, Refrescos, etc. Al ser una coproducción los riesgos asumidos son menores, pero de todas maneras por la originalidad de la propuesta escénica que vamos a presentar creemos que puede ser un gran éxito y vamos con muchísima ilusión para llevar adelante este proyecto.

¿Qué le parece el hecho de que más del 75% de la exhibición esté en manos del sector público? ¿No sería más beneficioso que estuviese en manos de la empresa privada?
En el lado positivo está el tema de que si los ayuntamientos y circuitos teatrales disponen de un buen presupuesto para gastarlo en contratación de espectáculos, esto está muy bien, ya que te permite presentar tus productos en un mercado muy amplio y hacer largas giras. El problema está en que la mayoría de los ayuntamientos y circuitos han sufrido recortes presupuestarios y ya no disponen de tanto dinero para contratar y en que tardan en pagar muchísimo. Si antes demoraban mucho los pagos lo de este año no tiene nombre. Fuera de las grandes ciudades veo imposible que la exhibición estuviese exclusivamente en manos de la empresa privada, ya que, entre otras muchas cosas, habría que cambiar mucho los hábitos del público – marcados por las políticas de precios de los ayuntamientos, etc – acostumbrado a pagar para ver una obra de teatro entre 3 € y 10 € en la mayoría de las ocasiones y con esos precios es imposible gestionar un teatro de forma privada. Sí me parece más interesante y con más posibilidades de éxito el intentar fórmulas mixtas: gestión privada del espacio de acuerdo a un programa consensuado con la administración pública y con ayudas de esta para mantenimiento, etc. Pero bueno, la cosa es más complicada de lo que parece y a este tema habría que dedicarle muchas páginas.

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