MERCARTES: si hay que ir se va... Pero ir por ir...
De entrada se respira un aire tremendamente profesional. Tal vez ayude a que tenga esa calidad el aire el hecho de que tanto empresas como administraciones públicas se han planteado para esta edición que o se lo trabajan o se quedan fuera de la consideración a la que aspira la feria. Las presentaciones de los stands, y la manera en que se presentaba la información en ellos, estaban realmente trabajadas, algunos pusieron el pabellón considerablemente alto.
Queda claro, tras un primer vistazo a la feria, que abunda la oferta mucho más que la demanda. A los compradores, en este mercado de compra-venta, se les ve poco, aunque han de estar porque se les supone acreditados, y la impresión es que hay que moverse mucho entre stands. Aunque bien es cierto que apetece hacerlo, porque este año la feria ha conseguido superarse a sí misma.
Mercartes es desde luego necesaria y positiva, y hay que estar. Verse, comunicarse, compartir, intercambiar, confrontar realidades, es indispensable en un sector como el nuestro. De modo que hay que reconocer que esta feria es una magnífica herramienta para la profesión.
Las empresas de Artes Escénicas estuvieron presentes a través, sobre todo, de las asociaciones sectoriales: Faeteda, Réplica, Acta, Acpta, Artemad... Y es francamente obvio que las empresas necesitan estar, por sí mismas o representadas. Las asociaciones representan a las empresas de manera directa y permiten a los partícipes del sector asomarse con un buen arsenal de herramientas al mercado profesional. El aprovechamiento de otras herramientas, como las presentaciones, las proyecciones, así como el foro de negocio, es fundamental para maximizar el alcance de Mercartes.
Ahora bien, las presentaciones no funcionaron como era de esperar, a pesar de las buenas intenciones de la organización, reubicando la sala para mantenerla más próxima al conjunto de actividades y no se diera la misma situación de la edición anterior. Pero es que era difícil estar en misa y repicando. Uno programa una cita a través del foro o bien por contacto directo y no está dispuesto a dejarlo todo para salir corriendo a la presentación del momento. A lo mejor sí estaría dispuesto, pero metidos
en harina, no tienes en mente qué ponía el programa que la organización organizada te entrega cada día, y como la megafonía se oye peor que la de un MD85 de un vuelo regional, pues tampoco sirve mucho como recordatorio, la verdad. Lo cierto es que si se tiene interés por las presentaciones o las proyecciones, se anota bien, se mantiene en la memoria de primer término y punto, pero no van por ahí los tiros, porque ocurrió que se suspendieron unas cuantas presentaciones y proyecciones, y no debe haber sido por falta de programadores o distribuidores que ojeasen lo suyo, porque acreditados estaban. De modo que ésta sigue siendo una asignatura pendiente.
Hay que estar. Tiene que estarse, si se es, claro. Es evidente que el asociacionismo es la vía, y no sólo para tener presencia en la más importante feria de Artes Escénicas de España. Los costes pueden resultar muy elevados para las empresas, la mayor parte de ellas pequeñas o medianas tirando a bajitas, y estas no siempre pueden permitírselo, salvedad hecha de las contadas que estuvieron y firmaron su presencia con un stand de quitarse el sombrero, y con actividades internas. De ahí el triunfo de las Asociaciones profesionales. Las Administraciones Públicas también se presentan en la feria, pero no representan, desde luego, a las empresas del sector. Algunas, incluso, no representan la imagen de marca que debería representar a su propia Comunidad. Pero todas hacen acto de presencia de sí mismas, lo que, por otra parte, está muy bien, pero luego no distribuyen información al sector. Algo que sí ocurre con la presencia de las asociaciones, que procuran a sus asociados información de primera mano. Por otra parte, estas asociaciones promueven, impulsadas por el evidente interés empresarial que les corresponde, actividades y proyectos que, de fructificar, mejorarían sensiblemente un sector afectado por la cerrazón de los circuitos regionales, que, por mucho que se dijese en algunas presentaciones, siguen a cal y canto.
En resumen. Mercartes es la feria. Y hay que estar. Y la Administración que no está, no sale en la foto. Y si está con un stand de los que dan lástima, esa es la imagen que dejan de las Artes Escénicas de su región. Y las empresas y los empresarios están, y tratan de mejorar su imagen porque su imagen es la de su trabajo. Y las asociaciones se ponen las pilas, porque es su cometido y porque son conscientes de lo que les conviene. Políticos, pocos. Tal vez porque no se han enterado, o no han interiorizado suficientemente que la Cultura mueve lo que mueve, que no es poco, y que hacer campaña por la cultura de su propia región es hacer campaña por sí mismos.
Queda claro, tras un primer vistazo a la feria, que abunda la oferta mucho más que la demanda. A los compradores, en este mercado de compra-venta, se les ve poco, aunque han de estar porque se les supone acreditados, y la impresión es que hay que moverse mucho entre stands. Aunque bien es cierto que apetece hacerlo, porque este año la feria ha conseguido superarse a sí misma.
Mercartes es desde luego necesaria y positiva, y hay que estar. Verse, comunicarse, compartir, intercambiar, confrontar realidades, es indispensable en un sector como el nuestro. De modo que hay que reconocer que esta feria es una magnífica herramienta para la profesión.
Las empresas de Artes Escénicas estuvieron presentes a través, sobre todo, de las asociaciones sectoriales: Faeteda, Réplica, Acta, Acpta, Artemad... Y es francamente obvio que las empresas necesitan estar, por sí mismas o representadas. Las asociaciones representan a las empresas de manera directa y permiten a los partícipes del sector asomarse con un buen arsenal de herramientas al mercado profesional. El aprovechamiento de otras herramientas, como las presentaciones, las proyecciones, así como el foro de negocio, es fundamental para maximizar el alcance de Mercartes.
Ahora bien, las presentaciones no funcionaron como era de esperar, a pesar de las buenas intenciones de la organización, reubicando la sala para mantenerla más próxima al conjunto de actividades y no se diera la misma situación de la edición anterior. Pero es que era difícil estar en misa y repicando. Uno programa una cita a través del foro o bien por contacto directo y no está dispuesto a dejarlo todo para salir corriendo a la presentación del momento. A lo mejor sí estaría dispuesto, pero metidos
en harina, no tienes en mente qué ponía el programa que la organización organizada te entrega cada día, y como la megafonía se oye peor que la de un MD85 de un vuelo regional, pues tampoco sirve mucho como recordatorio, la verdad. Lo cierto es que si se tiene interés por las presentaciones o las proyecciones, se anota bien, se mantiene en la memoria de primer término y punto, pero no van por ahí los tiros, porque ocurrió que se suspendieron unas cuantas presentaciones y proyecciones, y no debe haber sido por falta de programadores o distribuidores que ojeasen lo suyo, porque acreditados estaban. De modo que ésta sigue siendo una asignatura pendiente.
Hay que estar. Tiene que estarse, si se es, claro. Es evidente que el asociacionismo es la vía, y no sólo para tener presencia en la más importante feria de Artes Escénicas de España. Los costes pueden resultar muy elevados para las empresas, la mayor parte de ellas pequeñas o medianas tirando a bajitas, y estas no siempre pueden permitírselo, salvedad hecha de las contadas que estuvieron y firmaron su presencia con un stand de quitarse el sombrero, y con actividades internas. De ahí el triunfo de las Asociaciones profesionales. Las Administraciones Públicas también se presentan en la feria, pero no representan, desde luego, a las empresas del sector. Algunas, incluso, no representan la imagen de marca que debería representar a su propia Comunidad. Pero todas hacen acto de presencia de sí mismas, lo que, por otra parte, está muy bien, pero luego no distribuyen información al sector. Algo que sí ocurre con la presencia de las asociaciones, que procuran a sus asociados información de primera mano. Por otra parte, estas asociaciones promueven, impulsadas por el evidente interés empresarial que les corresponde, actividades y proyectos que, de fructificar, mejorarían sensiblemente un sector afectado por la cerrazón de los circuitos regionales, que, por mucho que se dijese en algunas presentaciones, siguen a cal y canto.
En resumen. Mercartes es la feria. Y hay que estar. Y la Administración que no está, no sale en la foto. Y si está con un stand de los que dan lástima, esa es la imagen que dejan de las Artes Escénicas de su región. Y las empresas y los empresarios están, y tratan de mejorar su imagen porque su imagen es la de su trabajo. Y las asociaciones se ponen las pilas, porque es su cometido y porque son conscientes de lo que les conviene. Políticos, pocos. Tal vez porque no se han enterado, o no han interiorizado suficientemente que la Cultura mueve lo que mueve, que no es poco, y que hacer campaña por la cultura de su propia región es hacer campaña por sí mismos.
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