jueves, 25 de junio de 2009

Gianni está castigado y no puede salir a jugar.

Gianni está castigado y no puede salir a jugar.
gianni tosso


El caso andaluz es, con toda probabilidad, el que más claro deja el esquema mental que tiene la mayoría de los gestores políticos de nuestro país. Tal vez ellos no saben que la profesión está muy bien intercomunicada y que las noticias son transferidas de unos a otros con el fin de que todo el mundo se mantenga bien informado y sepa, sobre todo, con quién se juega los cuartos. Porque de ser conscientes de ello, la cara podría caérseles de vergüenza.


Al grano: el caso andaluz.

El 25 de mayo se envía información desde la Asociación de Empresas de Artes Escénicas de Andalucía (ACTA) anunciando que, por fin, quedan desbloqueadas las ayudas de la Junta a las artes escénicas. Y lo cuentan expresando su satisfacción por el anuncio hecho por la Junta de la inminente publicación de las distintas convocatorias de ayudas a la música, el teatro y la danza, que llegan con seis meses de retraso. Y no es de extrañar la alegría de las empresas, puesto que habían mantenido una decena de reuniones en el último año con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Y por fin el proceso culminó satisfactoriamente para ambas partes.
Peeero. Donde dije digo digo diego, el 4 de junio ACTA se ve en la obligación de enviar nueva información, esta vez para dejar claro que los profesionales de la escena andaluza han agotado su paciencia para con la Junta de Andalucía, porque resulta que la Directora General de Industrias Culturales había dicho que no pero con la boca chiquita y, claro, por no vocalizar bien resultó que todo el mundo entendió que sí, que sí, que después de seis meses, cómo iba a ser si no. De modo que los empresarios andaluces de artes escénicas, representados por ACTA, se sintieron engañados. Y convocaron una rueda de prensa para expresar sus condolencias por la muerte del sector.
Al día siguiente, hay que ver qué rápido viaja la información en estos tiempos, la rueda de prensa, y el sepelio previsto, se desconvoca a toda prisa porque la presidencia de la asociación de empresarios se reúne con la Viceconsejería de Cultura de la Junta. No dicen para qué, pero suponemos que no es para negociar la salvación de los chiringuitos de las playas malagueñas, porque a esos sí que los salvó in extremis el Gobierno de España.
Y el mismo día, exactamente una hora y cuarto más tarde, ACTA envía un comunicado en el que anuncia que suspenden las movilizaciones previstas porque la Consejería de Cultura se compromete a publicar las ayudas al sector de las artes escénicas antes del 15 de junio.

Ole la grassia y er salero.

La cosa es que ese es el modo más común, el esquema mental de demasiados gestores políticos. Prefieren defender a los chiringuitos de playa, no porque en el fondo sean empresarios quienes los regentan, sino porque ellos mismos van de tapas durante el verano y no quieren perderse los boquerones en vinagre y la cervecita de rigor.
Es decir: sólo actúan por interés propio. Y eso incluye la amenaza a la tranquilidad y seguridad que les ofrece el puesto que se ganaron yendo de colistas en la plancha electoral.
Lo cierto es que deberían actuar de oficio, y pensar: caramba, que dentro de unos meses hay que convocar las ayudas a la producción, pondremos a un equipo a trabajar en ello, y que empiecen reuniéndose con los representantes del sector, para que nos digan qué necesitan.
Pero en lugar de eso, se van al chiringuito a por los boquerones, y si ven venir a un tipo con barba y pelo largo se esconden, no vaya a ser que sea un empresario del sector de las artes escénicas y les exija que trabajen y les revienten la tranquilidad que se han ganado al ser elegidos.

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