lunes, 27 de abril de 2009

OPINIÓN: Atrapados en nuestra propia telaraña.



Atrapados en nuestra propia telaraña.


isabel delgado ____________________________________________________________________

Hace unos días, mi amigo y dramaturgo Nacho Cabrera, publicaba en su muro de facebook la siguiente frase de Juan Marsé: “La piratería no es el mayor problema que tiene el cine español. El gran problema es la falta de talento”. Un amigo la continuaba, diciendo, “... que se suple con grandes dosis de amiguismo y politiqueo”.

Efectivamente, en estos momentos existen grandes carencias en el mundo creativo. Unas carencias que no se deben sólo a la falta de talento, sino a la confianza excesiva en el propio talento. Lo que lleva a olvidar que la voluntad, la dedicación y el compromiso son esenciales para aportar algo mínimamente interesante. Si añadimos el bajo nivel de conceptualización sobre estética, historia de las artes, antropología y la falta de conocimientos profundos sobre la especialidad en la que se está trabajando, nos aproximamos a la definición de lo que podríamos llamar el Pseudo-artista. Reconocido por dedicar gran parte de su tiempo y esfuerzo a potenciar habilidades sociales que le permitan ocupar puestos de influencia.

Este tipo de pseudo-artistas, acompañados de los correspondientes pseudo-intelectuales, suelen ser característicos de la Cultura Provinciana. Cultura propia de los lugares alejados de las capitales. Se trata de un sector que congrega personas casi siempre educadas pero no cultivadas, que viven sopesando información.

La Cultura Provinciana, surge en lugares donde la educación ha iniciado su desarrollo medio, pero que carece de personalidad creadora. El Pseudo-artista busca el reconocimiento social y un hueco en la élite de intelectuales que existen en cualquier región.
Pero el problema no es geográfico, se debe al fracaso en materia de desarrollo. Cada manifestación artística necesita un impulso material y uno espiritual que establezca su posición en la vida diaria de ese lugar. Allí donde no se lee, no se escribe y no se ve teatro, no se hace. La superposición de lo culto y lo popular es una utopía de políticas culturales. El merengue genera merengue y la buena literatura despierta las musas dormidas.
La Cultura se gesta en el individuo, no es un proceso de masas. El consumo de la cultura puede ser masivo, pero su creación nunca lo será. Por ello, no pueden existir artistas como existen obreros. Y por la misma razón, no todo el que escribe, pinta o compone es un creador.

El Provincianismo es la ideología imperante en unas Instituciones Culturales donde gobiernen personas afiliadas a la Cultura Provinciana. La misión de estos gestores es dar crédito y autoridad a los pseudocreadores e instaurar mecanismos, espacios y reglas que tiendan a reafirmar su condición de artistas. Así consiguen asegurar su permanencia en la institución, manteniendo complacidos a los agradecidos.
Si el Provincianismo llega a generalizarse en una población se adueñará de la cultura y frenará a toda persona que no compartiendo esa corriente, intente crear su espacio propio. El miedo a perder el poder es menor al miedo a enfrentarse al verdadero talento. Cuando los criterios favorecen al joven artista, comienzan a encumbrarlo, pero rodeándole del mismo hilo con que luego lo atarán en corto, por ser quienes primero lo ayudaron.

El trasfondo de este artículo revela también una triste realidad, las vivencias dentro de una institución provinciana y la interacción con dicha cultura, puede involucrarnos de tal forma que en algún momento nos corrompa y nos atrape irrefutablemente en su telaraña.

1 comentario:

  1. Una vez leido me paraece que este artículo lo has escrito pensando en tí

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